Introducción
Durante poco más de tres siglos, los países
latinoamericanos compartieron un sistema colonial controlado por España. Este
sistema desde el primer cuarto del siglo XIX sufrió notables cambios (debido a
las guerras de Independencia), pero que en ciertos países, como Bolivia y Perú,
fue más una sustitución del poder controlador de España por el de una pequeña
élite criolla. Todo el proceso de independencia tradujo el comportamiento de
una minoría, profundamente débil, de españoles y criollos que intentaron
mantener sus viejos privilegios bajo el nuevo manto liberal [1].
No es objeto de este trabajo realizar un
estudio comparativo entre la situación de los países latinoamericanos antes y
después de su independencia, con el fin de
comprender y explicar el impacto real que tuvo ésta [2].
Sin embargo, se considera necesario hacer mención de algunos de los factores
que definieron y explicaron la organización social, política y económica de
Bolivia después de su Independencia, muy ligados, a su vez, al pasado colonial
de esta nación. Inicialmente, se mencionarán algunas características comunes en
la mayoría de las naciones latinoamericanas en ese entonces, para pasar luego a
una descripción, un poco más detallada, de la experiencia boliviana en sí.
Como ya se mencionó anteriormente, un factor
que brindó cierta cohesión a los países latinoamericanos después de su
Independencia fue el haber compartido tres siglos de pasado colonial. Esto no
sólo implica todo un imaginario construido sobre la idea de emancipación,
libertad e igualdad social, sino que significa también toda una serie de
políticas sociales y económicas desde las que arrancaron las nuevas repúblicas
(bien manteniéndolas, bien reformándolas) y que marcaron un punto de partida
muy semejante entre todas ellas. Obviamente, cada uno de los espacios
coloniales había desarrollado a lo largo de esos tres siglos ciertas
especializaciones que le daban alguna especificidad frente a las demás pero, en
términos generales, me atrevo a afirmar que tenían una serie de tradiciones y
características que funcionaron como bagaje, herencia o memoria colectiva común
a todas las repúblicas latinoamericanas independientes.
En toda Latinoamérica, la población era
eminentemente rural y la fuerza laboral estaba enfocada básicamente en las
actividades agrícolas y / o mineras. De igual forma, una vez independizados,
todos estos países basaron sus nexos con el resto del mundo en la producción y
exportación de materias primas y artículos primarios. No obstante, con la
crisis que significó para las exportaciones latinoamericanas todo el proceso de
Independencia (entre 1808 y 1820, principalmente), hubo cierto retroceso en el
desarrollo de éstas, y que significó la necesidad de una fuerte inversión de
capitales para la reconstrucción y reactivación de los espacios económicamente
productivos. Estos capitales se consiguieron a través de préstamos, empréstitos
e inversiones directas (tanto con nacionales como con extranjeros), así como a
través del mantenimiento y la aparición de impuestos y gravámenes al comercio
exterior, entre otros.
Bolivia
La república de Bolivia se crea en 1825 a
partir de los territorios de la antigua Audiencia de Charcas. Para ese momento,
la explotación de las minas se había detenido casi completamente, por las
guerras de Independencia, haciendo que el sector de la minería de la plata, de
fundamental importancia para la economía de la naciente república,
experimentara una fuerte decadencia. Inundaciones en la minas, escasez de mano
de obra, inexistencia de herramientas y altos costos de transporte y
combustible, eran algunas de las razones más importantes por las cuales el trabajo en la mayoría de
las minas se había detenido. No obstante, y a pesar de todos estos factores,
como lo menciona Mitre, «el Departamento de Potosí, a pesar de su dramática
decadencia, seguía siendo la región minera más importante del país»[3]
. Ante esta preocupante situación,
y ante la ilusoria expectativa del
gobierno boliviano en una lluvia de capital inversor extranjero, se tomaron
medida tendientes a proteger los intereses nacionales y los recursos minerales,
de las compañías e inversionistas extranjeros. Pero esta esperada lluvia no
llegó sino hasta la segunda mitad del siglo XIX, y las pocas “aventuras
especulativas” fracasaron tan pronto como fueron comenzadas; así pues, no quedó
otra alternativa para emprender las tareas de reconstrucción y reactivación de
las minas y la minería que la del capital nacional.
¿Pero de dónde surgió este capital inicial
con el que estas sociedades nacionales lograron
dar los primeros pasos para la recuperación de la minería? A pesar de
existir múltiples hipótesis que responden esta cuestión, yo prefiero seguir la
expuesta por Mitre[4] .
Después de la Independencia hubo una clara tendencia a las especulaciones
comerciales, lo que produjo una súbita pero efímera, expansión mercantil. Sin
necesidad de realizar inversiones de capital por las facilidades de crédito que
ofrecían las casas extranjeras, una parte de la población urbana de mediana
posición económica pudo acumular algún capital a través de las ganancias
derivadas de la renta de artículos importados. No obstante, y por lo efímero de
este auge comercial y la recesión en la que estaba el sector minero, hubo una
contracción del comercio de exportación / importación que favoreció el control
del mercado por un grupo cada vez más pequeño de firmas comerciales. Así pues,
los pequeños contingente de capital acumulado en el comercio empezaron a fluir
hacia el sector minero ayudando, de esta forma, al primer desarrollo
post-independentista de la minería en Bolivia.
LA PRODUCCIÓN DE PLATA EN BOLIVIA. 1825 - 1895
A lo largo del siglo XIX, pueden observarse
en Bolivia dos grandes fases en la explotación y producción de la plata. La
primera, y más extensa, va desde finales del periodo colonial hasta más o menos
1871; se caracterizó por una evolución en la minería aún sobre pautas y
patrones coloniales, que logró articular un espacio regional de considerable
importancia. De igual forma, en el ámbito internacional, se observó que los
precios de la plata se mantuvieron altos y estables. Una de las características
primordiales de este periodo fue el proteccionismo manifiesto en la política
monetaria y fiscal (reflejado en gran medida en el monopolio estatal de la
plata y en la acuñación de moneda feble; de esto se hablará más adelante).
La segunda fase, que va desde 1872-1873 hasta
1895, está definida por un auge en la explotación, producción y exportación de
la plata, al mismo tiempo que por un descenso constante en el precio de este
mineral.
Sería de suma irresponsabilidad contentarse
con esta división en dos grandes fases del desarrollo de la minería de la plata
en Bolivia, a pesar de ser éstas lo suficientemente generales y claras. Cada
una de estas fases estuvo compuesta a su
vez por una serie de subfases a través de los cuales se puede seguir con menor
inexactitud el desarrollo y evolución de la política económica exportadora de
Bolivia. Así pues, se presenta a continuación este recorrido con el fin de
darle al lector una visión menos incompleta de este proceso, además de buscar patrones
generales de evolución que me permitan, una vez descritas todas y cada una de
las fases y subfases, concluir, resumir y hacer un pequeño balance sobre la
importancia de la plata en Bolivia y sobre los beneficios y perjuicios que ésta
trajo consigo.
Es importante resaltar antes de comenzar con
la descripción de estas subfases que las pautas utilizadas para diferenciarlas
entre sí, están basadas en la política y los mecanismos del crecimiento
liderado por las exportaciones.
El período regresivo. 1810 - 1830
Este periodo se caracterizó por un caos casi
generalizado en el sector minero debido, en gran medida, a las guerras de
Independencia y a la tendencia decadente que ya se observaba desde la última
fase del periodo colonial. Las minas en servicio producen muy poco y más del
50% de la plata refinada proviene de la recolección de residuos acumulados en
desmontes.
El proteccionismo estatal se hizo sentir
desde la emancipación de la República de Bolivia; de igual forma, el acceso a
las tierras y el sistema de tenencia de tierras se mantuvo con respecto al
periodo colonial. Con el descenso de la mano de obra por los constantes
reclutamientos a los que obligó la guerra de Independencia, a la falta de quehacer en las minas (por
inundaciones, falta de medios de explotación y capital, etc.) y al cada vez más
débil sistema de la mita (abolido después de la Independencia), los pueblos de
mineros desaparecieron casi por completo, generando una parálisis en el
desarrollo demográfico y de comercio regional alrededor del sector minero.
Bonilla aclara un poco más este periodo con
cifras por él citadas: «Entre 1820 y
1830, la producción de las minas del Alto Perú decayó un 30%, comparada con la
de 1810-1820; en la década de 1820, la producción –algo inferior a 200.000
marcos anuales- era menos de la mitad conseguido en la última década del siglo
XVIII. [...] La presencia de la economía boliviana en el mercado internacional,
dada la fragilidad de su estructura productiva, fue muy precaria. En 1826, el
valor de las exportaciones bolivianas ascendía a 722.750 libras esterlinas; el
oro y la plata constituían su principal rubro de exportación. [...] En
1825-1826, el promedio anual de los ingresos del Estado fue de 400.000 libras
esterlinas y en 1827 de 350.050. En los años que siguieron a la independencia,
cerca del 60% de estos ingresos se destinaron a atender los gastos militares
[...] Además, el estado boliviano independiente empezó debiendo 40.000 libras
esterlinas al Perú más otras 140.000, que era lo que quedaba por pagar de
200.000 libras de una recompensa al ejército libertador». [5]
Fase de reconstrucción. 1830-1850
Durante este periodo se vieron los primeros
intentos de rehabilitación de la industria minera, pero que, de igual forma, no
alteraron fundamentalmente la estructura tradicional de su funcionamiento. El
fracaso del gobierno republicano al tratar de atraer inversiones extranjeras
hizo que fueran los capitales regionales los que iniciaran la reconstrucción de
la industria minera. El esfuerzo estatal y privado se combinaron en una primera
tentativa por encontrar solucione a los problemas básicos del sector minero.
Como se mencionó anteriormente, el capital
acumulado en el comercio, al ser desplazado y no tener otra área de inversión
alternativa se dirigió al sector minero: Así pues, el Estado promovió la
formación de asociaciones mineras de capital nacional. No obstante, hubo un
pequeño auge comercial, provocado artificialmente por el crédito inglés, pero
que, en la práctica, no solucionó el fracaso de la inversión extranjera en el
sector minero, haciendo así que la mayoría de las propiedades pasaran a manos
de un grupo de comerciantes nacionales.
Pero estas nacientes asociaciones mineras
nacionales tuvieron que enfrentar varios problemas bastante graves: El aumento
de los costos de producción (al aumentar el precio del azogue o mercurio que se
utilizaba para aumentar el rendimiento de los minerales), el bajo rendimiento
de los minerales, la escasez de mano de obra y las fluctuaciones en su
abastecimiento debidas a las condiciones precarias en las que se desenvolvió en
ese entonces la minería, incapaz de mantener contingentes de trabajadores más o
menos permanentes; la desaparición de pueblos mineros (que ya desde la fase
anterior se había hecho notar), la naturaleza irregular de la producción, entre
otros factores. Todo esto conllevó a una crisis laboral, en la que el más
perjudicado era el minero que sufría una sobreexplotación (con jornadas de
hasta veinticuatro horas seguidas, pagadas a precio de dos, siendo que
equivalían a casi tres jornadas de nueve horas), gracias a la cual se lograron
mantener en pie la gran mayoría de asociaciones mineras.
Fase de transición. 1857-1872
En esta fase surge una nueva generación de
mineros (conformada por personas dedicadas hasta entonces al comercio de
productos europeos), que toma el control de las minas más importantes
(Pulacayo, Guadalupe, Real Socavón de Potosí, etc.). A través de este nuevo
grupo se traen de Europa equipos de ingenieros, mecánicos y administradores que
logran una notable mejoría en la explotación y producción de plata (por ejemplo
con el desarrollo de nuevos métodos de amalgamación, la construcción de un
sistema sobre rieles en los socavones y el aumento de la potencia de los
ingenios mejorando las obras de captación de agua). Así pues, se van preparando
las condiciones para el posterior ingreso de capital extranjero a la economía
boliviana; esto es claramente visible a través de los estudios pormenorizados
que se hacen de las zonas mineras, como una forma de publicidad o propaganda
que se presenta después a los inversionistas extranjeros con el fin de atraer
sus capitales.
Al mismo tiempo, este período se caracteriza
por la integración de las empresas de extracción y refinado. Esto trae consigo
la construcción de caminos carreteros para unirlos centros de beneficio y las
minas, el mejor aprovechamiento del recurso humano, la centralización de la
administración y la concentración demográfico alrededor de estos centros que
hizo posible el empleo de mano de obra adicional (mujeres y niños); este último
punto ameritó también el resurgimiento de los pueblos mineros, lo que originó
un nuevo proceso de urbanización alrededor de los centros de extracción y
refinación de plata y una cierta reactivación de las economías regionales.
Sumado a todos los factores anteriormente
mencionados, aparece la baja en el precio del azogue (debido al descubrimiento
de yacimientos de mercurio en California, que aumentaron la disponibilidad de
este mineral en el mercado internacional) y ya para la emergente burguesía
minera sólo había que resolver dos problemas, que databan desde la
Independencia misma, para vencer la capacidad limitada de sus centros de
beneficio y de su comercio internacional. Estos dos problemas, mencionados
superficialmente con anterioridad eran el monopolio fiscal que confería al
estado la exclusividad en la compra de las pastas de la plata, y la acuñación
de moneda feble (cuya emisión masiva había comenzado en 1841) que, además de
representar para el minero un impuesto indirecto que fluctuaba entre el 15 y el
25 % del valor de la producción[6], significa el mantenimiento de una política
económica semejante a la colonial y que aislaba a Bolivia del mercado
internacional.
Fase de Auge. 1872 - 1895
A pesar que ya en los periodos comprendidos
entre 1841-1847 y 1864-1871 había habido una cierta inversión extranjera en el
sector minero boliviano, es en esta fase cuando comienza el primer ciclo
importante de inversiones extranjeras.
El capital extranjero, proveniente de fuera
del país, al ingresar en el sector minero siguió la ruta de la oligarquía
boliviana, es decir, se concentró primero en un reducido número de minas
notables por sus riquezas (Pulacayo, Real Socavón de la Virgen de Oruro, etc.),
generando así una división interna dentro de la oligarquía boliviana (reflejada
en el enfrentamiento de los intereses nacionales contra los intereses de la
oligarquía). Ante esto, la oligarquía toma el control directo del gobierno,
convirtiendo así sus intereses en intereses de la nación. De esta forma, el
capital extranjero aumentó su dominio, quedando los sectores más importantes de
la economía nacional en manos de particulares.
Otro factor que define esta fase, además del
auge de la producción y exportación, fue el fenómeno, cada vez mayor y más
preocupante para los países productores de plata, de la caída del precio de la
plata. Esto ya se había ido gestando, pero es precisamente en esta etapa cuando
más se agudiza y lleva a que la sobre vivencia de las empresas dependa de su
capacidad de reducción de los costos de producción.
Con esta necesidad latente de mejoramiento de
la capacidad productiva y de la reducción de los costos de ésta, se tomaron
varias medidas: la construcción de una serie de redes ferroviarias que
comunicaran los centros de producción con los de refinamiento y con las puertas
de salida y entrada del comercio internacional, y la modernización de la
industria metalúrgica.
El ferrocarril hizo posible, por primera vez,
la comercialización de toda la explotación de Pulacayo, logrando reducir el
volumen anual de minerales acumulados en la cancha-mina de la empresa hasta
cero. De igual forma, hizo que fueran lucrativas las exportaciones de desmontes
cuyo beneficio no era antes considerado rentable. Pero el ferrocarril, antes de
cualquier otro cambio en la esfera de la producción, fue el responsable del
álgido crecimiento que se observa en la plata después de 1889. De igual forma,
hizo que en medio de la crisis del precio internacional de la plata, la
rentabilidad de la actividad minera se mantuviera. Sin embargo, y como lo anota
Mitre, «el ferrocarril benefició a pocas empresas, notablemente a Huanchaca, al
tiempo que acentuó el grado de dependencia de las empresas alejadas de la vía
ferroviaria, las cuales quedaron al arbitrio de las casas comerciales
rescatadoras de mineral »[7].
Este proceso contribuyó claramente a que los intereses extranjeros se
expansionaran al iniciarse la era del estaño.
En cuanto a la modernización de la industria
metalúrgica de Bolivia, la cual fue iniciada por la burguesía minera y luego
continuada por el capital extranjero, fue efectiva mientras los precios de la
plata permanecieron estables. No obstante, con la agudización de la crisis
mundial alrededor de 1885, la revolución de las técnicas metalúrgicas sufrió
una notoria detención, haciendo que Bolivia sufriera una desintegración de su
industria de refinado, mientras que los métodos de extracción de minerales
fueron objeto de notables innovaciones.
CONCLUSIONES
Después de este sucinto recorrido por la
economía de la plata en Bolivia, son varios los puntos que pueden mencionarse,
como una forma de resumir y extractar un poco lo anteriormente planteado:
- El desarrollo en la explotación, producción y exportación de la plata muestra que la modernización de la estructura productiva afectó sólo a un pequeño círculo de empresas vinculadas estrechamente a capitales extranjeros. Al mismo tiempo, este desarrollo y modernización fortalecieron el circuito mina – puerto de exportación, provocando así la debacle del antiguo sistema regional y de los grupos sociales vinculados a él (principalmente artesanos y dueños de obrajes).
- La especialización en el sector minero ocasionó la decadencia de la industria metalúrgica, quebrando la antigua unidad del complejo mina – establecimiento de beneficio. Como resultado de este proceso, la economía boliviana fue cada vez más dependiente de las exportaciones de minerales para poder, de esta manera, lograr importar la gran mayoría de los productos de la industria.
- El crecimiento de la economía boliviana desde la segunda mitad del siglo XIX, asociado como estaba a la actividad minera, no significó en ningún momento una articulación entre las economías no exportadoras y las exportadoras.
- Siguiendo el modelo propuesto por Bulmer Thomas sobre la expansión de las exportaciones[8], se puede definir el modelo seguido por Bolivia como destructivo, ya que la expansión de las nuevas exportaciones se logró atrayendo recursos de actividades existentes en el resto de la economía (por ejemplo, las ganancias conseguidas en el comercio de bienes importados). El modelo destructivo implicó una desviación de recursos hacia factores de rendimientos más altos, aunque la mayor parte de la economía no exportadora no se vio afectada.
[1] Heraclio Bonilla. Perú y Bolivia. En:
“Historia de América Latina. Siglo XIX”. Compilado por Leslie Bethell. ....
[2] Un texto que permite acercarse a esta problemática
es el de John Lynch, Las Revoluciones Hispanoamericanas...
[3] Mitre, Los patriarcas de la plata. 1981:79
[4] Ibídem : 88-91
[5] Bonilla. Perú y Bolivia: 223. Ver también la
fuentes utilizadas por él: J.B. Pentland, Informe sobre Bolivia, 1827,
Potosí, 1975, William L. Lofstrom, “The promise and problem of reform. Attempted social and
economic change in the first years of Bolivian independence”, tesis sin
publicar, Universidad de Cornell, 1972
[6] Mitre, 1981: ¿??
[7] Ibídem., p. 178
[8] Bulmer Thomas, V. La historia económica de América Latina desde la
Independencia. FCE.
MUY LARGO CASI NO ENTENDÍ NADA TUVE QUE LEÉRMELO UNAS 3 VECES. O NO
ResponderEliminarNo me extraña en alguien que escasamente sabe expresarse por escrito.
EliminarInteresante, gracias.
ResponderEliminarMe ayuda con mi tarea
Agradecería que en tu tarea incluyas también las fuentes que usaste para resolverla.
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